El volante de Colo Colo Carlos Palacios reveló el profundo impacto emocional que tuvo en su carrera un trágico episodio personal. A pesar de su exitosa temporada, que lo posicionó como una de las figuras más importantes del Cacique, el volante enfrentó momentos oscuros tras el fallecimiento repentino de su sobrino en octubre. Este doloroso acontecimiento marcó un antes y un después en su vida deportiva y personal.
Jugar en medio de un difícil momento
La dificultad y el duelo eran palpables para Palacios, quien estaba lidiando con una pérdida devastadora justo en un periodo crítico para el club y para su propia carrera. En su primera aparición tras la tragedia, en un encuentro contra Palestino, el joven jugador consideró seriamente la posibilidad de no participar, ya que "su estado mental no era el mejor". En una conversación sincera con Colo Colo TV, Palacios expuso las emociones que lo atravesaban en aquel momento tan complicado.
"Fue un momento complicado como familia. Había dormido poco, creo que nada. Una hora. Cuando fuimos a almorzar, pensé en decirle al profe que no podía jugar, que no me sentía preparado, que la mente no me estaba funcionando, el corazón no estaba funcionando. No había mucho ánimo, muchas ganas", compartió el volante.
A pesar de la confusión y el dolor que experimentaba, la memoria de su sobrino fue un motivador poderoso. "Se suponía que me habían dado libre, que no viniera. Estaba en la casa, estaba acostado pensando. A él le gustaba verme jugar, disfrutaba de verme jugar. A veces llegaba a la casa y él ponía videos míos en YouTube, entonces estaba pensando y dije que lo iba a hacer por él", recordó Palacios.
Una Decisión Impulsada por el Amor Familiar
Después de un momento de reflexión, Palacios decidió presentarse en el entrenamiento del día del partido. "Entrenábamos a las 16:00 y llegué a las 16:10. Bajé corriendo a entrenar y todos me quedaron mirando como ‘¿qué hace este aquí?’. Fui a hablar con el profe (Jorge Almirón), me dijo que me apoyaba en cualquier decisión que yo tomara y le dije que quería jugar, que tenía las ganas de jugar. Lo demás ya es historia", detalló el jugador.
Su decisión de participar en el partido no fue únicamente personal; también buscó el apoyo de su familia. "Le pregunté a mi hermana también si ella quería (que jugara el partido con Palestino) y ella me dijo que sí, que ella sentía que al niño le hubiese gustado. En ese momento tomé la decisión", comentó.
"Saqué todo lo colocolino que soy y el amor por él. Que iba a ser un lindo día para él", concluyó Palacios con lágrimas en los ojos. Siente que su actuación ese día fue un tributo, una forma de enviar un mensaje a su sobrino, quien seguramente lo observaba desde el cielo.
