La controversia sobre la calidad de las medallas entregadas en los Juegos Olímpicos de París 2024 cobró fuerza después de que varios atletas franceses compartieran imágenes de sus preseas en mal estado. Yohann Ndoye-Brouard y Clément Secchi, quienes se colgaron la medalla de bronce en la prueba de relevos 4x100 metros, denunciaron a través de sus redes sociales que sus medallas parecen haber sido fabricadas hace un siglo. La situación ha generado un aluvión de críticas y ha puesto en entredicho la organización del evento.
Ndoye-Brouard publicó una foto en la que comparó su medalla con un objeto antiguo, afirmando que parecía más bien un trofeo de los Juegos Olímpicos de 1924. Secchi, por su parte, se refirió a su medalla como si tuviera "piel de cocodrilo", haciendo referencia a las marcas visibles que han aparecido en el metal. Este tipo de comentarios no solo refleja la frustración de los atletas, sino que también ha resonado entre otros competidores que han experimentado problemas similares con sus medallas.
Una calidad impresentable
Las quejas sobre el deterioro de las medallas no son exclusivas de los atletas franceses. El patinador estadounidense Nyjah Huston también expresó su descontento, señalando que su medalla se había vuelto "rugosa" después de un corto período de uso. Huston comentó que las preseas parecían impresionantes al principio, pero rápidamente perdieron su brillo tras el contacto con el sudor y la humedad.
El Comité Olímpico Internacional (COI) reconoció estas preocupaciones y está trabajando con la Monnaie de Paris, la entidad encargada de la producción y control de calidad, para investigar las causas del deterioro. En un comunicado, se mencionó que están tomando en serio los reportes sobre daños a las medallas y están comprometidos a evaluar cada caso individualmente.
Un legado manchado
La situación ha llevado a un debate más amplio sobre la calidad y el simbolismo detrás de las medallas olímpicas. Para muchos atletas, recibir una medalla representa no solo un logro personal, sino también el reconocimiento del esfuerzo y sacrificio realizado durante años. La posibilidad de que estos símbolos de éxito se deterioren rápidamente plantea interrogantes sobre el compromiso del COI con los atletas y la calidad del evento.