Nicolás Peranic, actual arquero de Deportes Limache, reveló que el año pasado, mientras jugaba en O’Higgins, enfrentó una dura situación al jugar varios meses con un dedo de su mano fracturado, lo que lo llevó a perderse el resto de la temporada desde mediados de agosto.
Durante una entrevista con TNT Sports, el portero de 39 años compartió su experiencia, indicando que "jugué 3-4 meses fracturado, sin saberlo prácticamente". A pesar de su lesión, Peranic intentó mantenerse en el equipo, afirmando que "yo igual quería estar, no me resto culpabilidad". Sin embargo, una vez que se diagnosticó el problema, el daño ya estaba hecho y tenía el dedo "molido".

Abandono y dificultades tras la lesión
Peranic expresó su malestar con la gestión del club en relación a su lesión. "Me tuve que volver a operar. Después, la gente que tomaba las decisiones no se manejó correctamente conmigo. En definitiva, me dejaron tirado. Me sentí abandonado con la lesión", comentó. Además, hizo hincapié en que hacerse cargo de los gastos médicos no es suficiente apoyo, lo que reflejó una profunda insatisfacción con el trato recibido por parte del club.
La lesión del arquero se produjo durante un partido en la fecha 6, cuando enfrentaron a Deportes Iquique. En ese encuentro, un jugador rival le cayó con el taco encima del dedo, lo que provocó la fractura. A pesar del dolor y las complicaciones, continuó jugando, lo que terminó por agravar su situación.

Riesgo de no volver a jugar
Nicolás Peranic también reveló que, debido a la gravedad de su lesión, estuvo en riesgo de no poder volver a jugar fútbol profesionalmente. "No es lo que uno quiere, no es como yo lo esperaba, pero capaz que el destino me dijo ‘hasta acá’", concluyó. Esta declaración pone de relieve la seriedad del problema que enfrentó y el impacto que tuvo en su carrera.
El caso de Peranic no es aislado en el mundo del fútbol, donde muchos jugadores enfrentan lesiones graves y, a menudo, la falta de apoyo adecuado por parte de los clubes. Su testimonio abre un debate importante sobre la responsabilidad de las instituciones en la salud y bienestar de sus jugadores, especialmente en situaciones donde la atención médica y el apoyo emocional son cruciales.