Los reyes de España, Felipe VI y Letizia, realizaron una visita a Paiporta, una localidad valenciana devastada por recientes inundaciones que dejaron cientos de víctimas y serios daños materiales, en medio del paso de una DANA, detlló el diario británico Daily Mail. Sin embargo, lo que comenzó como un acto de solidaridad y consuelo hacia los afectados, pronto se transformó en un evento lleno de tensión, confrontaciones y gestos simbólicos que reflejaron tanto la desesperación de los residentes como la fragilidad de la respuesta institucional ante el desastre.
Furia e indignación
A su llegada, la pareja real fue recibida por residentes furiosos que habían perdido no solo sus hogares y pertenencias, sino también a familiares en la catástrofe. Entre gritos de protesta y gestos de desesperación, la multitud expresó su descontento por lo que consideraban una respuesta insuficiente del Estado frente a la tragedia. El número de muertos ascendía a más de 200 personas, y cientos seguían desaparecidas. Esta cifra alarmante había sembrado un profundo malestar en la región, que no se sintió resarcido con la presencia de la monarquía.
🚨🇪🇸 HUEVOS, BARRO Y PIEDRAS CONTRA EL REY FELIPE VI EN PAIPORTA, VALENCIA, ESPAÑA
— SantiContreras (@SantiContreras) November 3, 2024
¿Se merece esto el Rey Felipe?
🔄 SÍ
♥️ NO#Valencia #España pic.twitter.com/4AFpPxhoWJ
La escena se volvió aún más caótica cuando algunos de los afectados arrojaron barro hacia los reyes, una manifestación clara de su resentimiento. Felipe VI, con expresión seria, intentó mantener la compostura y se dirigió a los habitantes, ofreciendo condolencias y escuchando las quejas de quienes se le acercaban. Sin embargo, la presión fue tanta que el equipo de seguridad real tuvo que intervenir en varias ocasiones, formando un escudo alrededor de los monarcas para evitar posibles agresiones.
Momentos de alta tensión
Durante el recorrido, la reina Letizia, visiblemente afectada, intentó interactuar con los residentes que mostraban una actitud menos hostil. En un momento conmovedor, la reina se acercó a una mujer que le narró la pérdida de su hogar y familiares; Letizia no pudo contener las lágrimas y abrazó a la mujer, generando un momento de empatía que fue captado por las cámaras y ampliamente compartido en redes sociales. Este gesto humanizó a la reina ante la comunidad y mostró el impacto emocional que la tragedia había causado incluso entre los visitantes.
A pesar de sus esfuerzos por ofrecer consuelo, tanto Felipe VI como Letizia se encontraron repetidamente con gritos de reproche y acusaciones de "inacción" y "abandono" por parte del Estado. Felipe, en un momento de tensión, respondió a uno de los manifestantes, diciendo que si no querían su presencia, se quedaría en Madrid la próxima vez, lo que subrayó el desafío de navegar entre la función simbólica de la monarquía y la realidad de una población desesperada.
🇪🇸 | No se recuerda alguna imagen similar de los reyes de España, o algún rey de cualquier parte del mundo, que haya experimentado así el dolor y rabia de las víctimas.
— Alerta News 24 (@AlertaNews24) November 3, 2024
Nunca en todo el reinado de Felipe, o incluso de príncipe, se ha visto tamaña escena. pic.twitter.com/MvEeUCD8qk
La respuesta insuficiente
La ira de los valencianos no solo iba dirigida a los monarcas, sino que también alcanzó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien fue recibido con un rechazo aún más agresivo. La gestión de las inundaciones había sido criticada ampliamente, ya que las alertas sobre el desbordamiento de los ríos y la crecida de las aguas llegaron demasiado tarde. Esto, según los residentes, dejó a muchos atrapados sin tiempo para escapar.
"Perdimos todo. Nos sentimos abandonados," declaró José Ribelles, un joven trabajador de supermercado que perdió a varios colegas en la inundación. Relató que el sistema de alertas se activó dos horas después de que la tragedia ya había golpeado su comunidad. La falta de un plan de emergencia y de una infraestructura adecuada para responder a un fenómeno de tal magnitud fueron señaladas como los principales fallos en la respuesta institucional.
Muchos habitantes de Paiporta y Chiva, otra localidad afectada, dijeron que no contaban ni siquiera con agua potable ni electricidad cinco días después del desastre. La situación precaria mantenía a miles de familias en condiciones insalubres, y las escenas de devastación continuaban siendo comunes en varias ciudades valencianas. Calles cubiertas de barro, autos destruidos y hogares reducidos a escombros dibujaban un panorama sombrío.
Los españoles lo están cagando a piedrazos al presidente pedro sanchez por caer a la inundación 1 semana después porque "no pidieron ayuda"
— ElBuni (@therealbuni) November 3, 2024
Le hicieron mierda el auto pic.twitter.com/UVwJMduZFV
Críticas al gobierno
El presidente Sánchez, junto al presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, prometieron reforzar la ayuda a las zonas afectadas y enviaron contingentes adicionales de tropas y policías para colaborar en las labores de rescate y limpieza. Sánchez expresó su solidaridad con los afectados, reconociendo la insuficiencia de la respuesta inicial. "Hay problemas y grandes carencias... tenemos que mejorar," admitió.
Las reacciones de los residentes ante estas declaraciones fueron variadas. Mientras que algunos agradecieron el apoyo militar, otros criticaron la lentitud de las autoridades para responder en los primeros momentos de la tragedia. Estrella Cáceres, una mujer de 66 años, comentó a los medios que la verdadera ayuda había venido de voluntarios y no del gobierno: "La ayuda real llegó de gente común, no de las autoridades."
La tragedia resaltó, una vez más, la vulnerabilidad de algunas regiones españolas frente a fenómenos naturales extremos y la necesidad de una mayor preparación ante el cambio climático, el cual, según expertos, está provocando un aumento en la frecuencia y la intensidad de estos eventos. Los científicos señalaron que las altas temperaturas del Mediterráneo contribuyeron a la formación de intensas tormentas conocidas localmente como DANA, fenómenos de corta duración pero devastadores.